
Santiago, 13 de marzo, 2024
Estimado Sr. Director:
Todas y todos queremos que la educación de nuestras niñas, niños y jóvenes sea de calidad y no dependa del lugar donde nacen o de su contexto socioeconómico. Con un sistema altamente segregado, este es un desafío pendiente en nuestro país, y la razón de numerosas desigualdades. La educación de calidad es un derecho y debe ser accesible a todas las personas independientemente de su género, etnia o situación socioeconómica. Por ello, llama tanto la atención la objeción de un grupo de diputados y diputadas al inciso 2 del Artículo 12 de la Ley Integral contra la violencia hacia las mujeres, el que indica “promover una educación no sexista y con igualdad de género y considerar en sus reglamentos internos y protocolos la promoción de la igualdad en dignidad de derechos y la prevención de la violencia de género en todas sus formas”. Es preciso entender que cuando hablamos de educación no sexista y con igualdad de género, nos referimos al desarrollo de habilidades afectivo-sociales que permitan una convivencia y relaciones interpersonales más sanas y respetuosas, a la valoración de las diversidades y al desarrollo pleno e integral de cada persona. Asimismo, propicia la participación permanente de todas las personas que integran la comunidad educativa, siendo el eje fundamental la experiencia de cada uno y cada una. De esta forma busca dar garantía de derechos y ampliar las oportunidades, mejorando la calidad de la formación.
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